jueves, 11 de abril de 2013

Si una noche de invierno un viajero..

Se nos ha propuesto para leer esta obra de Italo Calvino por constituir un antecedente del concepto de hipertexto con medios no electrónicos. La novela es del año 1979, perteneciente al denominado "estilo combinatorio" del que hacía gala el autor cuando presentaba de forma clara la estructura de la novela a los lectores para así hacerlos partícipes de la misma. Los mecanismos de la propia escritura son puestos al descubierto desde el primer momento de la obra por lo que se facilita la inmersión del lector en la trama. Destaca el caracter caleidoscópico de dicha trama que se va ramificando en diversas historias en un ir saltando de un lado a otro que recuerda los recorridos del hipertexto en los espacios digitales. Se trata de una visión posmoderna de Las mil y una noches donde una historia principal, la del lector que encuentra el supuesto error de imprenta en el libro de Calvino, sirve de marco para una serie de historias ambientadas en múltiples lugares que empiezan y dan lugar a otros relatos como una suerte de muñecas rusas que encierran unas a otras.
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Esta obra, a parte de constituir un claro antecedente del hipertexto y anticipar la llegada de entornos narrativos inmersivos, supone la predicción de un tipo de lectura digital que vendría a sustituir la lectura secuncial; esto es cuando hace referencia a un personaje que no leía novelas, sino que las transcribía electrónicamente en forma de listas de palabras y las ordenaba atendiendo a la frecuencia de su aparición, a partir de esta estadística el personaje era capaz de saber de qué iba la novela. Esto es un claro antecedente de lo que hoy consideramos la inteligencia que rige las bases de datos, la inteligencia digital.

"Le he preguntado a Lotaria si ha leído ya algunos libros míos que le había prestado. Me ha dicho que no, porque aquí no dispone de un computador electrónico. Me ha explicado que un computador debidamente programado puede leer una novela en unos minutos y registrar la lista de todos los vocablos contenidos en el texto, por orden de frecuencia. —Puedo disponer así en seguida de una lectura ya lleyada a término —dice Lotaria—, con una economía de tiempo inestimable. ¿Qué es la lectura de un texto sino el registro de ciertas repeticiones temáticas, de ciertas insistencias en formas y significados? La lectura electrónica me proporciona una lista de las frecuencias, que me basta hojear para hacerme una idea de los problemas que el libro plantea a mi estudio crítico. Naturalmente en las frecuencias más altas están registradas sartas de artículos, pronombres, partículas, pero no fijo mi atención en eso. Apunto en seguida a las palabras más ricas en significado, que me pueden dar una imagen del libro bastante concreta." (Pag. 85)

Es interesante el cambio de paradigma respecto al tratamiento de la narración como sucesión de hechos se pasa a la narración como sucesión de términos, de dígitos de cuya combinación se puede extraer un significado:

"Quizá en vez de un libro podría escribir listas de palabras, por orden alfabético, un desprendimiento de palabras aisladas en las cuales se exprese esa verdad que aún no conozco, y con las cuales el computador, invirtiendo su propio programa, obtenga un libro, mi libro." (Pag. 86)

Como vemos, de nuevo lo azaroso se confabula para hacernos llegar a lugares a los que nunca llegaríamos por los caminos más habituales. Existe una suerte de "inteligencia" en el caos, algo que se mueve con los impulsos de un organismo vivo.
¿Sirve esto a nuestra definición de narrativa digital?

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