Recientemente he descubierto un relato digital que me
parece un buen ejemplo de hiperficción colaborativa en la red y por lo tanto me
ha parecido adecuado analizar. Se trata de un proyecto de ficción progresiva
llevado a cabo por el escritor Leonardo Valencia en colaboración con el programador y artista digital Eugenio Tisselli: “El libro flotante de Caytran Dölphin”. La obra está vinculada a su homónima original
publicada en papel.
En el
argumento de la novela el protagonista, Iván Romano, nos cuenta la historia del
escritor Caytran Dölphin citando fragmentos de su obra “Estuario” e
interpretando dichos fragmentos. Romano guarda para sí el único ejemplar de “Estuario”
lo que convierte al libro en un texto inaccesible en su versión original.
Esta supuesta inaccesibilidad
del texto original es lo que propició su salto a la web en Libroflotante.net. En esta web se permite
la creación de nuevos fragmentos apócrifos supuestamente pertenecientes a “Estuario”
así como modificar y alterar los fragmentos existentes mediante distorsión por
substitución, distorsión completa, y distorsión por edición. Estos nuevos
fragmentos creados por los lectores pasarían así a formar parte de “Estuario” y
el lector se introduce en el papel de Romano participando de la interpretación
y la construcción de la obra invisible de Caytran Dölphin.
La
justificación de crear una página dónde se invite a los usuarios a modificar o
a construir fragmentos de la misma se explica de esta manera:
En la novela El
libro flotante de Caytran Dölphin el protagonista, Iván Romano, nos cuenta
la historia de aquel autor citando algunos de los fragmentos de Estuario e
interpretando lo que él supone que representan los fragmentos para Caytran
Dölphin y las historias que ocultan.
Romano posee un ejemplar de Estuario y no quiere darlo a conocer.
Como Estuario no es un libro accesible en su versión original, y los
fragmentos elegidos por Romano no implican la totalidad del libro, nada impide
que aparezcan más fragmentos apócrifos (pregunta 4). De los fragmentos
seleccionados, 56 han sido comentados por Romano. Otros fragmentos han sido
incluidos sin comentario en el capítulo sexto y final de la novela. Estos
fragmentos publicados en El libro flotante de Caytran Dölphin son el
territorio inalterable de Romano. Pero en esta web todo eso se puede cambiar.
Precisamente por eso se
ha creado esta web: para seguir el mismo procedimiento de Iván Romano y para
que los lectonautas puedan aportar sus propios fragmentos de un libro que queda
abierto para que cada versión apócrifa pueda considerarse parte de ese libro.
Un estuario, a fin de cuentas, es una entrada en tierra firme de un mar que se
ramifica en distintos canales que fluyen en dos direcciones: pleamar y bajamar.
Al final, aunque separados, todos los estuarios están conectados entre sí, y
todos forman parte del mismo mar narrativo. Es decir, los vacíos ficcionales
siempre pueden llenarse y continuarse. Porque en el mar de la historias, y sus
lecturas y comentarios, estas nunca tienen fin. ¿Lograremos así que Iván
Romano se decida a revelarnos íntegramente el único ejemplar que dice poseer? Probablemente.
En esta página se pueden leer tanto fragmentos de la novela original como
fragmentos que van creciendo a partir de fragmentos existentes en forma de
comentarios o nuevas versiones y a partir de fragmentos de libre creación por
parte de los usuarios, de esta forma se va perfilando una obra-puzzle compuesta
por múltiples autores y estilos.
ANÁLISIS DE ESTA HIPERFICCIÓN
Interactividad
Así
podemos ver que tenemos la opción de modificar fragmentos ya existentes,
comentarlos o crear nuevos.
La
función modificación permite la modificación total mediante la introducción
manual de un texto o la modificación parcial clicando en algunas palabras para
que el programa las cambie por otras del mismo campo semántico.
Yo,
personalmente, he optado por cambiar un fragmento ya existente que podéis ver
en la imagen más abajo con el asterisco verde y lo he cambiado por el texto marcado
en rojo.
La
página te pide un nombre y un mail de contacto pero no es obligatorio, de hecho
hay muchas aportaciones anónimas. Posteriormente asigna un número a la creación
como podéis ver más abajo y “queda
pendiente de aprobación”.
Narración no-lineal
El hecho de vertebrar una narración a partir de
múltiples fragmentos hace que se pierda cualquier tipo de linealidad, de hecho,
cada vez que intentamos leer los diferentes fragmentos de la obra, estos se nos
presentan con distinto orden y van acompañados de un número que no
necesariamente tiene que ver con su orden de creación. El único indicio que
tenemos para establecer un orden “lógico” de los mismos es el código de colores
que presentan (el asterisco rojo quiere decir que es un fragmento de la novela
original, el blanco que es un modificación y el verde que es un fragmento
totalmente nuevo).
Interface
Se trata de una interface totalmente textual. Quizás el
hecho de constituir una extensión colaborativa de un libro original en papel,
arrastre consigo esta predominancia absoluta del texto sin ningún tipo de
imágenes o audio y sin la posibilidad de incluirlos. Esto, desde mi punto de
vista, resta posibilidades creativas a las aportaciones de otros usuarios, cuán
interesante sería haber jugado con evocaciones visuales, sonoras o animadas de
fragmentos del texto original.
Accesibilidad
Como he mencionado antes, la comunicación con el
usuario es únicamente mediante la lectura del texto en pantalla por lo que se
debería adaptar un lector de pantalla para usuarios invidentes.
Por otro lado, la página es navegable de forma muy
sencilla e intuitiva y para realizar aportaciones no se necesita efectuar
ningún registro.
Convergencia de medios
Hay ciertamente una convergencia de medios ya que,
aunque solo contamos con el texto como forma comunicativa, la “lectura” de la
narración ha saltado de la linealidad de la obra en papel a la interactividad
constructivista de internet dónde el material va cambiando y creciendo mediante
las aportaciones de los usuarios. En cierto modo es una experiencia transmedia
pues la página web completa o aporta algo nuevo a nivel de contenidos y a nivel
de comunicación con el usuario que se convierte en verdadero protagonista y
co-creador de la obra.
Nivel de
interactividad
Como he mencionado antes se permiten tanto
modificaciones como aportaciones personales de contenidos por lo que la
interactividad es bastante alta siempre dentro de los límites que impone el
hecho de no permitir más que la colaboración escrita. Sin embargo hay que decir
que las colaboraciones no son publicadas de forma automática sino que hay que
esperar que el webmaster les dé el visto bueno, luego la supuesta
bidireccionalidad puede que no llegue a darse totalmente al existir este
filtro.
Modelo
comunicativo que sustenta
Aparentemente sustenta un modelo constructivista y
bidireccional donde todos los usuarios pueden tener voz en el acto creativo. Lo
que ocurre es que, el hecho de haber un webmaster que actúa como filtro, hace
que esta realidad constructivista no sea del todo cierta (creo que mi
aportación era muy bonita, me la podían haber autorizado…si esta situación
cambia en los próximos días me comprometo a modificar esta entrada).
Así según se nos dice en la
introducción:
Esta web da la oportunidad de incluir y
crear nuevos fragmentos de Estuario. Se pueden escribir y reescribir los textos
de un libro desaparecido. Permite, además, que el lectonauta dé su propia
versión sobre lo que se cuenta. Y, sobre todo, que cuente su propia historia.
Síntesis valorativa
Es un proyecto sugerente por tal y como está planteado
ya que la obra literaria que de alguna forma lo sustenta (la novela en papel de
Leonardo Valencia) le da un interés añadido y no porque sea una “obra en papel”
sino porque ésta tiene un aire de misterio que beneficia mucho a la experiencia
colaborativa en internet. La
introducción de la página se encarga de acercar al usuario a la ficción de la
novela para que entremos más en su mundo y nos animemos a participar como podemos
ver aquí:
Y quizá nos lleve a saber quién es Caytran Dölphin y dónde está, porque
sigue desaparecido. Como ocurre con Estuario, cualquier dato sobre él es
posible. Así también hay una sección donde se pueden colocar pistas de
su paradero en cualquier lugar del mundo donde se lo haya visto por última vez.
Esta es la idea de lo flotante: aquello que está suspendido, en vez de
estar fijo. Esa es la condición flotante de toda ficción: abrir mundos posibles
e inagotables.
Esta historia, como todas las historias, no tiene fin.
¡Bienvenido a este viaje por una ficción progresiva!
Esta interesante alternativa
literaria de carácter constructivo comunitario ha servido también para acercarme a la obra
del escritor Leonardo Valencia y del
artista digital Eugenio Tisselli.